Educar para que los niños no critiquen a los demás

Señalar defectos o hablar mal de alguien o de algo es destructivo no sólo para quien recibe la crítica sino también para quien la realiza. Además si quienes critican o son criticados están en crecimiento tanto peor para todos. Ante las críticas hay que actuar sin excepción, con prontitud y desde todos los ámbitos formativos que rodean al niño: su casa, la escuela, su club deportivo…

¿Cómo se perjudica a sí mismo el niño que critica a los demás?

La infancia es un momento crucial en el desarrollo de la personalidad. Es una etapa de máximos cambios, en la que el cerebro atraviesa procesos de crecimiento y poda. Los niños desarrollan infinidad de conexiones cerebrales, las que no usan van desapareciendo; sin embargo, los comportamientos repetidos durante la niñez terminan por convertirse en norma. Esto funciona, por ejemplo, como los surcos que las hormigas hacen en la tierra. Cuando pasan las primeras hormigas el rastro es imperceptible pero con el tiempo y a medida que un determinado camino sigue en uso, cada vez se hace más visible, marcado y fácil de recorrer. Por tanto, si el niño aprende a criticar y se acostumbra a hacerlo, cada vez le será más difícil comportarse de otro modo.

En BYBD el niño aprende a no criticar, nunca; a nada, ni a nadie.

El niño se perjudica cuando critica porque se habitúa a fijar la atención en aspectos negativos y eso influye negativamente en su desarrollo cerebral. La neurociencia habla, cada vez con más pruebas, de la plasticidad del cerebro. Al parecer su forma física varía de unas personas a otras en función de la actividad cerebral que tenemos. En el cerebro las células se reproducen constantemente, sobre todo durante el crecimiento, y es nuestro estado de ánimo el que va condicionando a qué se dedican esas células. Si estamos acostumbrados a fijar la atención en aspectos negativos, tenderemos a tener malos pensamientos y nuestro estado de ánimo será negativo; las células que se desarrollen en ese ambiente irán formando físicamente al cerebro para que siga teniendo ese tipo de pensamientos. Es la pescadilla que se muerde la cola.

En BYBD cultivamos la actitud positiva.

Además, quien critica dificulta el despliegue de su empatía. Sin ella, difícilmente podrá cultivar habilidades sociales básicas como la escucha o la comunicación; y verá disminuida su capacidad de cooperar (tanto para dar, como para recibir), que ha sido la base del desarrollo de la humanidad desde el principio de los tiempos.

En BYBD utilizamos el truco de las personas constructivas: ‘NO CQC’; o sea, NO Culpar, NO Quejarse y NO Criticar.

Por otra parte, ¿qué daños sufre la persona criticada?

Los estímulos positivos generan serotonina que provoca sensación de felicidad pero los estímulos negativos bloquean la producción de serotonina y se produce sensación de tristeza y pérdida de confianza. Los niños que reciben críticas no sólo lo pasan mal en el presente sino que pueden ver mermado su desarrollo porque las experiencias específicas ayudan a formar rasgos específicos (introversión, inseguridad…). Además, si no reciben apoyo, pueden sufrir daños severos o extremos.

En BYBD trabajamos la autoestima y la confianza en uno mismo.

Entonces, ¿qué podemos hacer para eliminar la crítica?

Hay que actuar de forma parecida a lo que hacemos frente a la queja en los niños  y añadir algunas pautas más.

  1. Servir de ejemplo de dos formas: no criticando nosotros y enseñando al niño a actuar frente a la crítica, sin importar a quién vaya dirigida. Se trata de ir más allá, de que aprenda a rechazar y a no reforzar la actitud de quien critica.
  2. Corregir al niño cuando critica, sin excepción.
  3. Enseñarle a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, para consigo mismo y para con los demás, en el presente y en el futuro.
  4. Practicar la empatía. Animar al niño a ponerse en la piel de aquellos que son criticados. Esto podemos hacerlo como un juego de rol: simulando situaciones e intercambiando los papeles con el niño. Cuando es él quien recibe una crítica hay que ayudarle a entender la motivación y circunstancias de quien le critica (las personas cometen errores, algunos no reciben una educación adecuada, muchos no saben utilizar el lenguaje aunque su intención pueda ser buena, otros se sienten inseguros y tratan de crecerse rebajando a los demás…)
  5. Cultivar la confianza con el niño y estar atento a cualquier señal que nos indique que puede estar criticando o siendo criticado.
  6. Enseñar al niño a quererse a sí mismo y a los demás. Fomentar el diálogo para ayudarle a identificar y eliminar falsas creencias, por ejemplo con respecto al aspecto físico, a las capacidades, etc. Ojo especialmente con el verbo ser; es decir, con cualquier cosa negativa que el niño piense que él “es” o que “son” los demás (“soy torpe”, “soy gordo”, “es tonta”…).

Educar es una de las tareas más laboriosas que hay; requiere trabajo, tiempo, tesón, generosidad, paciencia infinita, respeto, afán de superación, etc. Sin embargo, si aspiramos a tener una sociedad sana toda labor educativa es poca. Merece la pena esforzarse al máximo. Unas veces estaremos más acertados que otras pero lo fundamental es que el educador no se canse de:

  1. dar ejemplo
  2. corregir al niño
  3. acercarse al máximo a él para inspirarle y acompañarle en su desarrollo.
critica