“Tranquilo, Toni, no voy a perder. A lo mejor él me gana, pero yo no voy a perder” (Rafa Nadal)

Escuché hace poco esta frase de Rafa a su entrenador y encaja a la perfección con lo que en BYBD entendemos que hay que cultivar en las personas desde las edades más tempranas: el carácter luchador y el espíritu positivo.

Estas cosas no surgen espontáneamente de la nada. Son el fruto de un minucioso trabajo educativo desarrollado a base de enseñar, corregir, insistir y dar ejemplo.

Igual que Toni con Rafa, BYBD tiene como prioridad ayudar a las personas en su desarrollo para que sean resolutivas, equilibradas y felices. En nuestras Escuelas de Desarrollo Personal enseñamos a grandes y pequeños a comprometerse con lo que quieren, a luchar por ello por pura satisfacción personal, a sacar ventaja hasta de las derrotas y a levantarse tras cada caída para continuar.

Forjamos el carácter de esa manera y fomentamos el espíritu positivo porque estamos convencidos de que es el mejor camino hacia la plenitud personal. Porque no es lo mismo que las cosas te vengan dadas, que elegirlas tú; no es lo mismo alcanzar tus metas paso a paso y con esfuerzo, que recibir las cosas de regalo; no es lo mismo perder habiéndote esforzado al máximo, que hacerlo sabiendo que podrías haber dado más.

La diferencia entre las personas que luchan por sus sueños y las que reciben las cosas sin esfuerzo es que las primeras disfrutan de todo el camino. Lo saborean palmo a palmo, se preparan para el tramo siguiente, sonríen ensimismados imaginando el día en que alcancen sus metas, despliegan su ingenio buscando soluciones, fortalecen su carácter afrontando las pruebas de la vida, aprenden a no perder tiempo en lo que no les sirve para construir, entienden el valor de la cooperación, desarrollan una humildad y una capacidad de sacrificio a prueba de bombas…

¿Y cómo trabajamos el carácter luchador y el espíritu positivo?

Escuchando a los demás y hablando mucho con ellos; ayudándoles a pensar, a conocerse a sí mismos, a entender sus dones y sus sueños; enseñándoles a desplegar sus habilidades; poniéndoles a prueba; marcándoles retos exigentes; fomentando la alegría, la ilusión, la imaginación y la actitud positiva; analizando juntos las vidas de personas asombrosas que logran cosas imposibles; despertando su capacidad de análisis; trabajando en sus valores; alentándoles y acompañándoles en su camino…

En resumen, las personas con carácter luchador (sanamente entendido) y espíritu de sacrificio viven plenamente. Las que no trabajan estas cualidades difícilmente alcanzan metas por méritos propios; por lo tanto, no pueden disfrutar de un camino que ni existe, no desarrollan sus capacidades y no aprenden a valorar lo que tienen ni lo que reciben. Por eso os animamos a que busquéis tiempos y maneras para potenciar el Desarrollo Personal de vuestros hijos y el vuestro propio.