En situaciones estresantes del autocontrol depende que seamos capaces de actuar a nuestro favor, sin descentrarnos, ni perder los nervios. Esto, que en el deporte y en la vida es decisivo, puede entrenarse. Y si lo haces mejoras tu eficacia, resultados, calidad de vida y relaciones.

El autocontrol se puede entrenar.

Entonces, si el autocontrol es tan valioso y podemos aprender a tenerlo, ¿por qué hay tantas personas que se desquician o bloquean en situaciones de estrés?

Primero, porque a las personas nos cuesta reconocer nuestros fallos. Segundo, porque creemos que la cólera es propia de quienes tienen mucho carácter, cuando la realidad es que tiene su origen en una laguna educativa; y tercero, porque poca gente sabe que el autocontrol se puede entrenar, ni cómo hacerlo.

En BYBD somos muy machacones con esto. Para desarrollar autocontrol e incorporarlo al comportamiento es necesario perseverar, sobre todo cuanto mayor es la persona. La clave es empezar cuanto antes y entrenar los cuatro recursos básicos de los que depende el autocontrol: paciencia, elección de pensamientos, abstracción y atención.

La clave es empezar cuanto antes y entrenar los cuatro recursos básicos de los que depende el autocontrol.

  1. La paciencia. Aliada de la confianza en uno mismo. Enseñamos a esperar, aceptar, insistir, identificar emociones; y a suavizar, desde la intensidad más baja posible, aquellas que llevan a perder el control. Para enseñar paciencia hay que tener calma y tenacidad, y no pasar por alto ni el más mínimo detalle.
  2. La elección de pensamientos. Pensar en positivo rebaja tensiones. Enseñamos equilibrio emocional, empatía, a perdonar, a aceptar aquello que se escapa a nuestro control, a tolerar el dolor y a relativizar o evitar exageraciones. Para enseñar a elegir pensamientos hay que escuchar, respetar y ayudar al otro con preguntas que le permitan razonar.
  3. La abstracción. Nos permite evadirnos, aislarnos del exterior y tomar distancia. Enseñamos maneras de concentrarse, enfocarse y mantenerse orientado hacia objetivos. Para enseñar abstracción hay que dominar el arte de la relajación.
  4. La atención. Es selectiva, limitada, nace en los sentidos y es la madre de la percepción. Si nos distraemos o atendemos a estímulos negativos, jugamos en nuestra contra. Enseñamos autoconocimiento, responsabilidad (no impuesta sino elegida) y autonomía, y eliminamos excusas, culpas y críticas. Para enseñar a atender hay que delegar progresivamente, ser empático y perseverante porque vivimos en un mundo sobrecargado de estímulos.

Para desarrollar autocontrol hay que trabajar: paciencia, elección de pensamientos, abstracción y atención.

Todo esto puede realizarse de tres formas: con una base teórica de diálogo, intercambio de ideas, preguntas abiertas, lecturas…; con el ejemplo o historias de casos; y con la práctica, experimentando con dinámicas individuales o de grupo.

Hay algunos afortunados que desarrollan autocontrol y lo transmiten de forma espontánea, pero para quienes no lo dominan o están ahora forjando su carácter es importante que sepan que el Desarrollo Personal les puede ayudar.